GUÍA DE EJERCICIO FÍSICO Y NUTRICIÓN
El cáncer es una enfermedad que impacta profundamente la vida de quienes lo padecen y de sus seres queridos. Sin embargo, adoptar un estilo de vida saludable puede marcar una gran diferencia en el bienestar físico y emocional durante y después del tratamiento. Esta guía ofrece recomendaciones prácticas de ejercicio físico y nutrición adaptadas a pacientes oncológicos, siempre bajo supervisión médica.
Beneficios del Ejercicio Físico
El ejercicio regular puede ayudar a:
Reducir la fatiga: Incrementa los niveles de energía y mejora la calidad del sueño.
Mejorar la movilidad: Mantener la fuerza muscular y la flexibilidad.
Apoyar la salud mental: Reduce el estrés, la ansiedad y los síntomas de depresión.
Fortalecer el sistema inmunológico: Mejora la circulación sanguínea y promueve la recuperación.
Recomendaciones de Ejercicio
Consulta a tu médico: Antes de iniciar cualquier programa de ejercicio, asegúrate de que sea seguro para ti.
Comienza con ejercicios suaves: Caminar, yoga o ejercicios de bajo impacto son ideales para empezar.
Escucha a tu cuerpo: Si sientes dolor, fatiga extrema o mareos, detén la actividad.
Incluye fortalecimiento y estiramientos: Los ejercicios con pesas ligeras o bandas de resistencia ayudan a mantener la masa muscular.
Establece una rutina progresiva: Incrementa gradualmente la duración y la intensidad.
Nutrición para Pacientes Oncológicos
Una dieta equilibrada es clave para apoyar el tratamiento y la recuperación. Los requerimientos nutricionales pueden variar según el tipo de cáncer, el tratamiento y el estado general del paciente.
Principios de una Dieta Saludable
Prioriza alimentos frescos y naturales: Frutas, verduras, granos enteros, y fuentes de proteínas magras como pollo, pescado y legumbres.
Aumenta la ingesta de antioxidantes: Consúde alimentos ricos en vitaminas A, C y E, como zanahorias, naranjas y almendras.
Mantén una hidratación adecuada: Bebe al menos 8 vasos de agua al día.
Evita alimentos ultraprocesados: Reduce el consumo de azúcares refinados, grasas trans y sal.
Adapta tu dieta a tus síntomas: Por ejemplo, si tienes náuseas, opta por comidas ligeras y frecuentes.
Consejos para Mejorar la Nutrición
Planifica tus comidas: Prepara menús semanales que incluyan variedad y balance.
Consulta a un nutricionista: Un profesional especializado puede adaptar la dieta a tus necesidades específicas.
Considera suplementos si es necesario: Solo bajo recomendación médica.
Evita alcohol y tabaco: Ambos pueden interferir con el tratamiento.
